La melancolía es la tristeza de recordar algo sucedido, que en mi caso son los recuerdos de la covivencia.Por ejemplo:
-Cuando veo por casualidad una patata frita me acuerdo de las comidas de la"convi".
-Cuando escucho o leo Juanes o "no creo en el jamás" me acuerdo del lema y una canción de la convivencia.
-Cada vez que abro el altillo de mi armario y veo el saco de dormir me acuerdo de los ratos que me pasé mandando callar a Lali porque no me dejaba dormir...
Y muchas cosas más.
He elegido este tema porque después de que la covivencia terminara todo lo que me pasa me hace recordar mi estancia allí y en los buenos y malos momentos que he pasado en preadolescentes.
Por eso me gustaría darle las gracias a todas las personas que hicieron posible la realización de esta convivencia tan especial para mi.
miércoles, 30 de abril de 2008
lunes, 28 de abril de 2008
NO CREO EN EL JAMÁS ME MOJARÉ
Tan solo quedaban cinco horas y media para que mi última convivencia en preadolescentes llegara a su fin, por eso, había que aprovecharla a tope y la mejor manera era:¡Haciendo una guerra de globos de agua!
Nos dividimos por grupos, 1ºy 2º de ESO contra 5ºy 6º de primaria.
Ellos nos superaban en número, sin embargo, nosotros teníamos más globos.
¡Todos a sus puestos!Gritaba el comandante Jose(un catequista), ya había empezado la guerra.
De repente sentí como un chorro de agua caía desde mi nuca hasta donde la espalda pierde su honesto nombre. ¡Menos mal que hacía calor!Entonces caí en la cuenta que había encontrado la manera de refrescarme. Fue cuando me situé como un blanco fácil frente al enemigo. Todos os imaginareis como terminó la cosa.
Lo bueno acaba pronto, pero me queda el recuerdo de una bonita convivencia con mis amigos y catequistas, una convivencia para contar a los demás.
Nos dividimos por grupos, 1ºy 2º de ESO contra 5ºy 6º de primaria.
Ellos nos superaban en número, sin embargo, nosotros teníamos más globos.
¡Todos a sus puestos!Gritaba el comandante Jose(un catequista), ya había empezado la guerra.
De repente sentí como un chorro de agua caía desde mi nuca hasta donde la espalda pierde su honesto nombre. ¡Menos mal que hacía calor!Entonces caí en la cuenta que había encontrado la manera de refrescarme. Fue cuando me situé como un blanco fácil frente al enemigo. Todos os imaginareis como terminó la cosa.
Lo bueno acaba pronto, pero me queda el recuerdo de una bonita convivencia con mis amigos y catequistas, una convivencia para contar a los demás.
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